Como en muchos otros casos, en el mío, la Magia y la Papiroflexia han venido de la mano, despertando en mí una gran pasión desde que era un niño.
Corría el año 1977. Siempre esperaba con interés ver “El
Recreo”, un programa infantil en el que colaboraba el gran Juan Tamariz. Con
sus magias me transportaba a un mundo de fantasía, y claro… ¡no podía
perdérmelo!
Un día llevó a un invitado. Se
trataba de Carlos Corda, (Adolfo Cerceda de nombre artístico). ¡Un Mago que hacía
Papiroflexia! Recuerdo que cogió un papel, empezó a mover las manos, y en pocos
momentos ¡dobló una ballenita! Me dejó fascinado.
Venciendo mi timidez, me atreví a
escribir a Juan Tamaríz, nada más y nada
menos que a la “tele” ¡Que osadía la mía! Le pregunté si había libros de ese
extraño arte con el que se conseguían hacer figuritas con sólo las manos y un
papel, y mi espera comenzó.
Al poco tiempo, el cartero dejó
en mi casa un recibo para la recogida de un paquete. ¿Qué podía ser? Yo no
había pedido nada. Como era menor de edad me acompañó mi padre, y durante todo
el trayecto no podía dejar de darle vueltas a la cabeza. Ya, en la tranquilidad
de mi casa me dispuse a abrirlo. Juan Tamariz no tenía libros de papiroflexia, ¡pero
si tenía libros suyos! Os podéis imaginar mi ilusión cuando al abrir el
ejemplar de “Aprenda usted Magia” que me había regalado, vi que además me lo
había dedicado con un afectuoso “Para Nicolás de Juan Tamariz”. Esta
experiencia fortaleció mi pasión por la Magia y me puso sobre la pista del arte
de la Papiroflexia.
El tiempo ha querido que Juan
Tamariz y yo hayamos coincidido en varias ocasiones, en las que siempre, desde
una prudente distancia de cortesía, le he mostrado mi respeto y admiración.
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Junto al maestro Juan Tamariz |
Las primeras figuras que doblé
las encontré en una enciclopedia. Entre las distintas temáticas que incluía, había
un apartado de manualidades donde se recogían algunas sencillas creaciones. Una
de ellas, un burrito con alforjas, llamó la atención de un amigo que interesado
localizó un libro que yo desconocía. En cuanto me informó, corrí a comprarlo,
llevándome una grata sorpresa. Se llamaba “Fascinante Papiroflexia”. Curiosamente,
escrito por Vicente Palacios recogía el legado de Adolfo Cerceda (Carlos
Corda), sí, el que fuera invitado por Juan Tamariz en el programa infantil que
me encandiló.
Portada del libro "Fascinante Papiroflexia" |
Recuerdo este inicio con un gran
cariño. Coincidiendo su compra con fechas de Navidad, para mí fue un auténtico
regalo. El día de Nochebuena, tras la celebración familiar, me retiré a mi cuarto
y cogiendo un papel y el libro me dispuse a doblar un precioso cerdito. Llegado
a una fase se suponía que el papel tenía que ofrecer dos picos para las patas
traseras, pero yo solo tenía un pico entre mis manos. ¿Estarían los diagramas
equivocados? Doble, desdoble y volví a doblar, pero nada… Ya cansado decidí
acostarme, pero mi mente había sido retada y en la tranquilidad de la noche mi
cabeza no paraba de dar vueltas. Por primera vez conseguí visualizar
mentalmente un doblez. Efectivamente, “vi” como se extraía el doblez que me
permitiría sacar la punta que me faltaba. Ni corto, ni perezoso, encendí la luz
y me levanté, cogí el papel, y desarrollé la solución que mi cabeza me había “soplado”
y, ¡Oh sorpresa!, allí estaban las dos patas. Para mi fue como jugar con el
espacio, sí, el resultado fue verdaderamente “mágico”, la Magia del papel.