lunes, 29 de febrero de 2016

UN POCO DE (mi) HISTORIA


Como en muchos otros casos, en el mío, la Magia y la Papiroflexia han venido de la mano, despertando en mí una gran pasión desde que era un niño.

Corría el año 1977. Siempre esperaba con interés ver “El Recreo”, un programa infantil en el que colaboraba el gran Juan Tamariz. Con sus magias me transportaba a un mundo de fantasía, y claro… ¡no podía perdérmelo!

Un día llevó a un invitado. Se trataba de Carlos Corda, (Adolfo Cerceda de nombre artístico). ¡Un Mago que hacía Papiroflexia! Recuerdo que cogió un papel, empezó a mover las manos, y en pocos momentos ¡dobló una ballenita! Me dejó fascinado.

Venciendo mi timidez, me atreví a escribir a Juan Tamaríz, nada más  y nada menos que a la “tele” ¡Que osadía la mía! Le pregunté si había libros de ese extraño arte con el que se conseguían hacer figuritas con sólo las manos y un papel, y mi espera comenzó.

Al poco tiempo, el cartero dejó en mi casa un recibo para la recogida de un paquete. ¿Qué podía ser? Yo no había pedido nada. Como era menor de edad me acompañó mi padre, y durante todo el trayecto no podía dejar de darle vueltas a la cabeza. Ya, en la tranquilidad de mi casa me dispuse a abrirlo. Juan Tamariz no tenía libros de papiroflexia, ¡pero si tenía libros suyos! Os podéis imaginar mi ilusión cuando al abrir el ejemplar de “Aprenda usted Magia” que me había regalado, vi que además me lo había dedicado con un afectuoso “Para Nicolás de Juan Tamariz”. Esta experiencia fortaleció mi pasión por la Magia y me puso sobre la pista del arte de la Papiroflexia.

Dedicatoria de Juan Tamariz


El tiempo ha querido que Juan Tamariz y yo hayamos coincidido en varias ocasiones, en las que siempre, desde una prudente distancia de cortesía, le he mostrado mi respeto y admiración.

Junto al maestro Juan Tamariz

Las primeras figuras que doblé las encontré en una enciclopedia. Entre las distintas temáticas que incluía, había un apartado de manualidades donde se recogían algunas sencillas creaciones. Una de ellas, un burrito con alforjas, llamó la atención de un amigo que interesado localizó un libro que yo desconocía. En cuanto me informó, corrí a comprarlo, llevándome una grata sorpresa. Se llamaba “Fascinante Papiroflexia”. Curiosamente, escrito por Vicente Palacios recogía el legado de Adolfo Cerceda (Carlos Corda), sí, el que fuera invitado por Juan Tamariz en el programa infantil que me encandiló.


Portada del libro "Fascinante Papiroflexia"



Recuerdo este inicio con un gran cariño. Coincidiendo su compra con fechas de Navidad, para mí fue un auténtico regalo. El día de Nochebuena, tras la celebración familiar, me retiré a mi cuarto y cogiendo un papel y el libro me dispuse a doblar un precioso cerdito. Llegado a una fase se suponía que el papel tenía que ofrecer dos picos para las patas traseras, pero yo solo tenía un pico entre mis manos. ¿Estarían los diagramas equivocados? Doble, desdoble y volví a doblar, pero nada… Ya cansado decidí acostarme, pero mi mente había sido retada y en la tranquilidad de la noche mi cabeza no paraba de dar vueltas. Por primera vez conseguí visualizar mentalmente un doblez. Efectivamente, “vi” como se extraía el doblez que me permitiría sacar la punta que me faltaba. Ni corto, ni perezoso, encendí la luz y me levanté, cogí el papel, y desarrollé la solución que mi cabeza me había “soplado” y, ¡Oh sorpresa!, allí estaban las dos patas. Para mi fue como jugar con el espacio, sí, el resultado fue verdaderamente “mágico”, la Magia del papel.